lunes, 21 de diciembre de 2015

DÉPOR 2 - EIBAR 0

El Deportivo es un martillo pilón. Con su ritmo, con su planteamiento, con los goles de Lucas. La repetición es belleza en el equipo coruñés, cada vez más alejado del descenso, cortando los caminos a un Eibar tan académico como sin opciones en Riazor. Con Lucas Pérez de nuevo decisivo con su duodécimo gol, y a pesar de la expulsión de Luisinho al poco de iniciarse el segundo tiempo, el Dépor se asienta en la zona cómoda y se da argumentos para hacer un segundo análisis de objetivos cuando se acerca el ecuador de la Liga. Un resultado positivo en Getafe la última jornada del año dejaría en órbita al equipo coruñés.


La inercia es una fuerza tan poderosa en el fútbol como el mejor de los sistemas. Sobre todo, cuando los mecanismos bien engrasados desembocan en un delantero en estado permanente de gracia. Lucas Pérez convierte en oro casi todo lo que toca y eso ayuda mucho a reforar el plan del Dépor, por mucho que el azulgrana que vista el Eibar no luzca tanto como el del Barça. Fue un conjunto serio y bien plantado el armero, pero a la contra se topó con un Dépor mordiente, cada llegada un ejercicio de supervivencia para el rival, siempre Lucas en el origen o en la definición, recuperada su sociedad con Luis Alberto. El andaluz retomó la titularidad donde la había dejado, entendiénse como escudero del coruñés, con Fajr algo más discreto en el 4-42 echado a una banda. Tuvo más pelota el Eibar pero casi todo el peligro fue local.


Creó problemas Keko por la banda derecha del ataque vasco y Enrich y Borja Bastón (en su regreso a Riazor) peleaban lo suyo con Arribas y Sidnei, que casi siempre ganaron. Pidió penalti Enrich en pugna con Arribas, pero no remató el Eibar entre los tres palos y cuando lo hizo, Bastón batió a Lux pero en fuera de juego. Pocos segundos después, el Poroto pateaba largo y Lucas se plantaba ante Riesco. El meta del Eibar tocaba la pelota pero arrollaba al coruñés con violencia suficiente para que el árbitro entendiese penalti. Lucas no perdonaba desde los 11 metros para igualar a Bebeto y sus 7 jornadas consecutivas marcando. El gol premiaba otra seria disposición defensiva, y un contragolpe efectivo, que cada vez se desplegaba mejor y con más peligro.


Fajr había perdonado el 1-0 en boca de gol tras un centro de Lucas y un mal despeje de Luna. Luisinho finalizaba mal dos contras conducidas por el coruñés, siempre atento a la espalda de los centrales y los balones largos al espacio. Y Luis Alberto tenía problemas para finalizar hasta en tres ocasiones, apareciendo siempre por el perfil zurdo y teniendo que acomodarse para la derecha, la más clara cuando tenía solo a Lucas para fusilar. Con juego directo, tan sencillo como efectivo, el Dépor acumulaba todas las llegadas en un partido de nuevo correctísimo. El 1-0, a pesar del penalti al límite, premiaba una vez más su saber estar por mucho que en ocasiones el rival parezca sentirse cómodo con la pelota. Es el engaño en el que hace caer una y otra vez el Dépor, que en la segunda parte pudo arrollar.


Poco importó la agitación del japonés Inui en un par de acciones. El lastimado Eibar, con dos lesionados antes del descanso, sufrió las galopadas de los coruñeses, mucho más cómodos con el marcador a favor y sin importarle la expulsión de Luisinho, que simuló un penalti y se llevó la segunda tarjeta. Fue, claro, tras apoyarse en Lucas, quien le había lanzado al área.


Escalante fue el jugador del Eibar que estuvo más cerca de probar a Lux con un precioso golpeo desde la frontal que no cogió portería. Fue la antesala del 2-0, un córner sacado en corto y colgado por Fayçal Fajr al segundo poste. Arribas remató no se sabe muy bien cómo a gol, y el Dépor festejaba la ventaja a pesar de la inferioridad numérica.


A partir de ahí, el Eibar bajó los brazos. Quedaban unos 20 minutos y cada contra del conjunto blanquiazul era un tormento para los vascos. Resolvió mal un 4 para 3 primero Cartabia (relevo de Luis Alberto) y luego Mosquera, y Lucas rozó la escuadra con un chutazo quizás demasiado individualista. Se permitió el lujo Víctor de no agotar los cambios pero de dar descanso a Lucas, ovacionado por Riazor, que disfrutó el triunfo de un equipo que empieza a tener un cielo mucho más alto de lo que pensaba en el arranque de temporada.






domingo, 6 de diciembre de 2015

DÉPOR 1 - SEVILLA 1




El Dépor vendió ayer carísimo el punto que cazó un Sevilla ramplón. Los andaluces pasaron casi todo el encuentro sometidos y solo crearon peligro abusando de centímetros.

Entrada de Llorente

Sin respuesta al juego directo. En vista de la falta de ideas de sus hombres, Emery optó por la vía directa y encontró un filón en la entrada al campo de Iborra y Llorente. Sobre todo, la del ariete, que dificultó muchísimo el trabajo a la zaga blanquiazul. El Sevilla lo fio todo al balón parado y a la captura de rechaces sin apenas trenzar jugadas.

Sobriedad defensiva

La venganza de Arribas. Incluso cuando el rival se encomendó al choque, Arribas salió airoso del duelo con un equipo en el que resultó intrascendente el curso pasado. Ni él ni Sidnei hicieron una sola concesión al ataque de los del Pizjuán. Estuvieron perfectos en las coberturas y en el uno contra uno.

Irrupción de Jonathan

El despegar del uruguayo. El Deportivo consiguió sacar ventaja de un accidente como la lesión de Oriol Riera, único cambio en la alineación respecto a los dos últimos duelos. Saltó al campo Jonathan Rodríguez y el Sevilla se vino abajo. El uruguayo había estado muy discreto hasta ahora, pero ayer expuso todas sus virtudes. Infatigable y muy inteligente en le cuerpo a cuerpo, se asoció perfectamente con Lucas, que volvió a lucirse. Entre ambos sacaron de quicio a los centrales visitantes y generaron constante peligro sin dar un balón por perdido.

Permisividad arbitral

De Burgos, un enemigo. La efervescencia del ataque blanquiazul se topó con la dureza del conjunto andaluz, que encontró coartada en el arbitraje. De Burgos permitió los recados constantes de la zaga sevillista.

Bergantiños en la ayuda

Auxilio en la banda derecha. La proyección de Escudero y el protagonismo de Konoplyanka exigieron las frecuentes ayudas de Bergantiños en una banda derecha en la que hasta Vitolo se dejó ver en un par de ocasiones. A Cani se le agotó muy pronto el fuelle y la presencia del de la Sagrada evitó disgustos. El 4 estuvo también impecable en la persecución de los centrocampistas que acudieron a intentar salvar la presión adelantada blanquiazul.

Presión hasta el final

Acoso a la zaga rival. Con Jonathan enchufadísimo, persiguiendo cada bola, el Dépor puso muchísimos apuros a la salida desde atrás de los de Emery, que perdieron balones en zonas de mucho riesgo. El acoso arriba se mantuvo durante todo el partido, independientemente del resultado.

Saques de esquina

Tres jugadores para la contra. Contra un equipo tan peligroso a balón parado como el Sevilla, Víctor renunció a la acumulación de hombres en su área y mantuvo dos y a hasta tres jugadores en la medular (Lucas, Luisinho y Cani) para intentar aprovechar alguna contra. Al final, los visitantes, pobrísimos en cuanto a propuesta ofensiva, acabaron sacando un premio exagerado de la osadía del Dépor.